Para comprender qué sucede realmente, no basta con medir la glucosa. Esto es importante:
Niveles de glucosa en ayunas y posprandial.
Niveles de insulina en ayunas y posprandial.
Índice HOMA-IR.
Perfil lipídico completo.
Hemoglobina glucosilada.
Ácido úrico.
Vitamina D.
Ecografía hepática.
GGT, transaminasas y fosfatasa alcalina.
Ferritina y PCR (marcadores inflamatorios).
Con este análisis exhaustivo podrás ver el panorama completo, no sólo una escena aislada.
– Exceso de azúcar y harina refinada.
– Bebidas con fructosa (zumos, yogures azucarados, refrescos).
– Alimentos ultraprocesados y snacks.
– Consumo frecuente de alcohol.
– Mal sueño.
– Estrés sostenido.
– Falta de masa muscular.
– Estilo de vida sedentario.
El hígado no tiene recursos suficientes para soportar una carga de trabajo diaria tan pesada.