A veces, estos hombres no se distancian de su pareja, sino de sí mismos. Esperan secretamente que un cambio externo les traiga paz interior. Una especie de búsqueda de realización personal que a menudo termina en una revelación dolorosa pero reveladora : la otra persona no era el problema .
Se dan cuenta entonces de que su pareja sigue siendo la persona que mejor los conoce, con quien comparten una historia, recuerdos y, a menudo, planes de vida muy arraigados.
Un apego genuino, a pesar de los defectos.
No es raro oír a un hombre decir que aún ama a su esposa, incluso después de incumplir su promesa. Esta paradoja, difícil de comprender desde fuera, se basa en un profundo apego, a menudo fortalecido por el tiempo, las dificultades que han enfrentado juntos y los vínculos forjados a lo largo de los años.
En sus mentes, este afecto sincero coexiste con un período de confusión que lamentan, pero que no necesariamente pone en duda la fuerza del vínculo inicial.
Miedo al cambio y sus consecuencias
Algunas situaciones parecen insalvables: hijos dependientes, préstamos pendientes, un equilibrio familiar frágil… Ante estas realidades, muchos prefieren conservar lo que tienen, aunque no todo sea perfecto. La separación, con sus trámites y trastornos, puede ser aterradora, sobre todo si se considera el impacto en los hijos o la estabilidad de la vida diaria.
A menudo, es por preocupación por su propia protección, pero también por la de los demás, que algunos hombres deciden quedarse, a pesar de las tensiones o los sentimientos contradictorios.
¿Qué pasaría si no hubiera segundas oportunidades?
Finalmente, hay quienes, tras tomar desvíos, se dan cuenta de que la persona que aman es, en efecto, la que ya tenían a su lado. Por miedo a no volver a encontrar una relación tan fuerte y cercana, optan por reconstruir, pedir perdón o, a veces... guardar silencio , con la esperanza de reparar el daño sin causar más trastornos.